El suicidio es
considerado como una forma de expresión del sufrimiento, una falsa salida de
los problemas, y un escape a la desesperanza. El fenómeno del suicidio ha
estado presente a lo largo de la historia de la humanidad. Etimológicamente la
palabra suicidio procede de: sui “si mismo” y cidium “matar” (Cortes 1997).
Otra de las definiciones que podemos encontrar es la que Durkheim (Citado por
Buendía J. Riquelme A. y Ruiz J. A 2004) expone, él denomina suicidio a todo
caso de muerte, realizado por la víctima misma, sabiendo ella que puede
producir este resultado; es decir, que es un acto consiente e intencional.
También es considerado
como un problema multifactorial que sigue un curso más o menos definido. En
algunos casos; su objetivo es diferente a la pérdida de la vida como tal, pues
la meta puede ser llamar la atención, acabar con el sufrimiento o vengarse de
alguna figura de autoridad.
Por lo general se debe
a la extrema depresión, exagerada tristeza, que hace que el enfermo no aprecie
seriamente los vínculos que tiene con las personas y cosas que le rodean; los
placeres carecen de atractivo para él, lo ve todo negro; la vida les parece
fastidiosa y dolorida. Como estas disposiciones son constantes, ocurre lo mismo
con la idea del suicidio; están dotadas de una gran fijeza y los motivos
generales que los determinan son siempre los mismos.
A menudo en esta
disposición general vienen a incrustarse alucinaciones e ideas delirantes que
conducen directamente al suicidio. Solo que no tienen la movilidad de las que
hemos observado en los monomaniacos; por lo contrario, son fijas, como al
estado general que las derivan; los temores que torturan al sujeto, los
reproches que dirige y los pesares que siente con siempre los mismos.
Si esta forma de
suicidio está determinada por razones imaginarias, como la precedente, se
diferencia de ella por su carácter crónico, y es muy tenaz. Los enfermos de
esta categoría preparan con calma sus medios de ejecución, y despliegan en la
persecución del fin propuesto por una perseverancia y una astucia, a veces
increíbles. En el primero hay más que explosiones pasajeras, sin causas
durables, mientras que en el otro existe un estado constante, ligado al
carácter general del sujeto.
Unas mil personas se
suicidan diariamente, y por lo menos 5000 más intentan hacerlo. El suicidio es
considerado en casi todas partes como una de las más frecuentes causas de
muerte, aun cuando las estadísticas oficiales sean a menudo inexactas y
confusas. El suicidio es la única conducta destructiva en que agresor y víctima
se identifican. Como agresores, casi todos están enfermos de la mente (por lo
tanto no son responsables o culpables) como victimas necesitan ser defendidos
contra sí mismos.
A.
Definición del suicidio
El suicidio se conoce como el acto de
quitarse la propia vida muchos conocen este concepto pero pocos sabe a fondo lo
que es y significa este problema.
La palabra suicidio proviene del latín
sui caedere: sui, que significa a sí mismo, y caedere, que significa matar, es
decir, matarse a sí mismo. Se menciona que esta palabra la utilizo por primera
vez el abate. Desfontaines en 1737 pero es a lo largo de la historia de la
humanidad que el suicidio ha sido estudiado de diversas áreas como la
filosofía, la social, la médica y la
psicología.[1]
B. Surgimiento
del suicidio
Desde
generaciones anteriores a las nuestras se ha practicado el llamado “suicidio“,
sin embargo, con anterioridad no se le consideraba como la acción de quitarse
la vida, es por esto que no tiene fecha indicada de su origen.
Los
galios consideraron razonable el suicidio por vejez, muerte del cónyuge o del
jefe o por enfermedad grave o dolorosa. De igual forma para los celtas,
hispanos, vikingos y nórdicos, la vejez y la enfermedad eran causas razonables
para comértelo. En los pueblos germánicos el suicidio buscaba evitar la muerte
vergonzosa, por lo cual era loable y bien visto. En china (1800 a.C) se llevaba
a cabo por lealtad; en Japón se trataba de un acto ceremonial por expiación o
por derrota; y en India por motivos litúrgicos o religiosos así como por la
muerte del cónyuge (este último considerado hoy en día como delito criminal)[2]
La actitud de los
hombres ante la muerte no ha sido la misma a través de los tiempos; cuando un
hombre de hoy habla de su muerte, piensa que si le fuera dado escogería una
muerte súbita, sin dolor, como un leve sueño. Los suicidios son muy comunes en
la comunidad joven. Pensamos que no
debería utilizarse el suicidio como una salida fácil, aunque como ya sabemos,
se desconoce de este tema lo que parece algo impresionante ya que desde la
antigüedad se practicaba, aun así muchas personas no lo toman en cuenta hasta
que les llegue a pasar. El hombre del medioevo se sentiría aterrado de ello,
porque como lo expresa el padre de Hamlet, en la famosa obra de Shakespeare,
moriría «en la flor del pecado»; por eso el hombre de la Edad Media prefería un
tiempo de arrepentimiento y de balance de sus deudas con Dios y con los
hombres, incluso en las oraciones medievales se rezaba «líbranos Señor de la
muerte repentina».
El suicidio comenzó a
ser considerado pecado en el siglo IV con San Agustín, porque viola el sexto
mandamiento, usurpa la función del Estado y de la Iglesia y evita el
sufrimiento que ha sido ordenado por Dios.
En la Edad Media y
hasta bien entrada nuestra Edad Moderna en Europa occidental las Iglesias
cristianas sacralizaron la muerte, la domesticaron, integrándola en un sistema
de ritos y creencias que la convertían en una etapa más del destino final de
cada ser humano. La Iglesia Católica rechazaba al suicida y se le negaba la
sepultura en el Campo Santo.
En la Edad Media en
Europa degradaban el cadáver arrastrándolo por las calles cabeza abajo con una estaca
atravesando el corazón y una piedra en la cabeza para inmovilizar el cuerpo y
que el espíritu no regresara a dañar a los vivos: el alma del suicida era
condenada al infierno por toda la eternidad.
Cabe señalar que la
situación actual del suicidio es poco alentadora y nos da a conocer la gravedad
del asunto y que aun la sociedad no está preparada y ni es capaz de mostrar
algo de interés para que las cifras de suicidio disminuyan.
C. Situación actual
El suicidio es uno de los temas que es tratado con poca
frecuencia y del que poco se ha hablado, esta es una de las causas de que hoy
en día las cifras de los suicidios vallan en aumento y sean grandes.
Suele pensarse que varias de las cosas o hechos con el tiempo
se solucionan, sin embargo, este no es el caso del suicidio ya que nuestro país
ha llegado hasta la situación en la que nos encontramos con cifras y datos
relevantes y alarmantes.
Cada segundo, un ser humano trata de suicidarse en algún país
del mundo. Y cada 40 segundos, un suicida cumple su propósito.
El suicidio es la cuarta causa de muerte en México en
adultos. La tasa anual de suicidios consumados es del 5.7 por ciento y de no
tomarse medidas preventivas, para el año 2020 las cifras aumentaran en este
sector de la población.
Pese a las discrepancias y deficiencias de las diversas
fuentes de información, al igual que el sub registro de las estadísticas
oficiales, se ha identificado al grupo poblacional de 15 a 24 años residentes
de zonas urbanas como el de mayor riesgo sucedido llegando a ser en este sector
la segunda causa de muerte por suicidio, superando a homicidios. Este es tan
solo un breve panorama general de la situación actual del suicidio.
Sin embargo las cifras oficiales con las que contamos en
México sobre intentos de suicidio y suicidios son generadas de manera continua
por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) cuyos
datos se recogen de las 32 entidades federativas.[3]
Al interpretar las tasas de mortalidad por
suicidio, es necesario tener en cuenta las limitaciones presentes en todos los
registros regulares de información: incoherencia en la lógica del llenado de
registros, falta de datos y, principalmente, de precisión en las causas
principales y secundarias de mortalidad.[4]
Actualmente existen diferentes modalidades y escenarios para
el tratamiento de los pacientes suicidógenos, desde la psicoterapia de corte
psicoanalítico hasta los tratamientos eminentemente conductuales, enfocados
hacia las conductas autodestructivas.[5]
Parece claro que estas cifras irán en aumento de tal manera
hasta llegar a provocar una alarmante situación en México y sólo por esta razón
se comience a tomar conciencia y a tratar de encontrar soluciones.
El desconocimiento actual acerca del tema es solo el
principio de una posible epidemia que se
podría desatar en un futuro cercano en México de la cual nos arrepentiremos por
no habernos informado.
En este capítulo
concluimos que muchas personas consideran que el suicidio es una forma de
expresar su sufrimiento, una falsa salida a sus problemas y un escape a la
desesperanza.
Pero en muchos de los
casos la única meta es la de llamar la
atención, acabar con su sufrimiento o vengarse de alguien, y en algunos otros
casos por imitación.
Por lo general las
causas pueden ser la extrema depresión, exagerada
tristeza, los placeres carecen para el de atractivo, lo ve todo negro; la vida
les parece fastidiosa y dolorosa.
Hay
personas que sufren un trastorno monomaniaco; esta forma de suicidio se
determina por razones imaginarias, esta persona se diferencia por tener un
carácter crónico y tenaz.
En el mundo
aproximadamente mil personas se suicidan diaria mente, y por lo menos 5,000 más
intentan acabar con su vida
[4]Ãlvarez G, Harlow SD,
Denman C, Hofmeister MJ. Quality of cause-of-death statements and its impact
on infant mortality statistics in Hermosillo, Mexico. Rev Panam Salud
Publica 2009;25:120-127.
[5] Mann
JJ, Apter A, Bertolote J, Beautrais A, Currier D, Haas A et al. Suicide
prevention strategies: a systematic review. JAMA 2005;294:2064-2074.
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